domingo, 3 de julio de 2011

ULTRATRAILS DE FIN DE SEMANA (II)

Llegamos antes de tiempo. No ha pasado por el puerto de Navacerrada aún. Sin dudar tiro para arriba, al albergue Peñalara. Pero este año han cambiado el avituallamiento y está en el 2 Castillas, justo en la cima.

Al llegar me dicen que acaba de pasar Luis Alonso, va primero y al segundo lo lleva a algo más de una hora. Apenas ha parado a coger agua y ha seguido...
Intento seguirle en coche por la pista que lleva a la Tubería, pero está muy rota. Justo antes de dar la vuelta, le vemos.

A lo lejos. Andando. Sólo. Le faltan unos 500mts. para empezar a bajar hacia la Barranca y lleva más de 13 horas (?!) corriendo/andando por su Guadarrama, intentando quitarse una espinita que se le clavó hace más o menos un año antes. En aquella ocasión, a pesar de lo que indicaba el sentido común, decidió seguir hasta meta a pesar de la lesión. Le costó caró. Lo pagó y con creces.
Por eso este año era tan importante volver. Y volver con rabia, no para demostrar nada a nadie. No lo necesita. Si acaso para demostrarse que podía con la bestia.
Ahora lo tiene muy cerca....

Media vuelta y para la Barranca para verle al llegar a la pista que conduce a Navacerrada.
Esperamos unos 15min. allí hasta que al fin le vemos llegar.
Su cara lo dice todo.
Se le ve muy bien. Entero, corriendo!!!!. Le pregunto si quiere agua, sandía.... Me lo agradece, pero no quiere nada.


Le dejamos en buenas manos, junto a Felipe (alma máter del evento) que le acompañará en coche hasta la llegada, y nos dirigimos al campo de fútbol para recibirle.

Allí le espera Bea, medalla en ristre y con cara de preocupación por verle llegar. Cuando apenas pasan unos minutos de las 14h que lleva en carrera, aparece a lo lejos.
En sus ojos se puede contemplar la mezcla de sufrimiento, emoción y agradecimiento que supone correr una prueba de este tipo.

Lo que sucede a continuación sólo es explicable y entendible para los que estuvimos allí en ese momento y para todo aquel que alguna vez se haya enfrentado a una prueba de este calibre.
Una suerte estar allí y un privilegio haber podido conocer a este personaje.
ENHORABUENA!!!!!!!.

Después de la tormenta de emociones nos dirigimos hacia La Granja, dónde la familia Alonso es propietaria del Bar Castilla, y lugar en el que teníamos previsto cenar viendo el paso de los corredores.

Destacar que el pueblo es una maravilla y poder vivir en su plaza el paso de los sufridores corredores así como ver sus caras de asombro/agradecimiento al animarles no tiene precio.

Allí estuvimos por espacio de unas 3 horas disfrutando de la amabilidad de los Alonso y jaleando a todo aquel que pasaba hacia el Puerto de la Fuenfría, y todavía pudimos vivir la llegada de Luisete y el reencuentro con sus padres y hermano en el bar, dónde agradeció personalmente a la gente allí sentada los ánimos y aplausos recibidos.
Otro momento de los que guardaremos en la retina para siempre todos aquellos que conocemos a Luis.

Su triunfo es el triunfo de un currante de la clase obrera, de una familia humilde, un enamorado de la montaña y la competición, que tiene que hacer auténticos malabares para poder disfrutar de las carreras. Meterse entre pecho y espalda auténticas palizas entrenando para luego, por la tarde/noche, seguir trabajando en el bar.
Y todo con el apoyo incondicional de su familia. Chapeau!!!!
Como detalle, destacar que al poco de llegar al pueblo, Bea, su novia/sombra/ayudante/etc... y tras bajar del coche las cosas de Luis, se puso a atender las mesas de la terraza dónde cenábamos.... (!!!!).
Sin un atisbo de queja o cansancio en su rostro. Y tenía motivos para estar cansada, llevaba en pie desde las 4.30h......

A descansar que OS lo habéis ganado y a preparar la siguiente, jeje.

Bueno y después de tantas emociones y carreras, poníamos rumbo a casa, poniendo punto y final a la intensa jornada deportivo-familiar.
Un día redondo y una gozada poder compartirlo con los que más quieres. Ójala hubiera más días como estos...


Saludos

DavidP.

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