Ya de vuelta y tras unos días de reposo vamos a intentar poner en orden sentimientos y sensaciones para poder plasmarlo en palabras, cosa nada fácil.
Tras una tarde intensa y nerviosa tal y cómo corresponde la preparación de una prueba de este tipo, a eso de las 8 de la tarde del jueves partíamos de Pinto los Sres. Elez, Cobos, Vuitton, Julián el Historiador y un servidor con una furgoneta de alquiler llena a partes iguales de bicicletas a presión, comida como si no hubiera un mañana y muchísima ilusión por la aventura que nos esperaba en tierras belgas.
A esta expedición se unirían posteriormente Emilio, Javier, Paco y Angel que viajaron en avión. Cuestión de clases.....
Aproximadamente 18 horas después llegábamos a Liège.
Llegar a París a las 8 de la mañana y tener que cruzar la capital que cada año acoge el final del
Tour de Francia no es nada recomendable si tienes prisa.
Por otro lado tuvimos la "suerte" de encontrarnos una Bélgica totalmente en obras. Al menos por cada sitio por el que íbamos. Conos y más conos delimitaban los dos carriles dejándolos sólo en uno.
Cosas del directo.
No complaints!!!!.
No puede decirse que Liège sea un encanto de ciudad. Incluso a través de nuestros ojos de cicloturistas apasionados nos pareció bastante fea pero tampoco íbamos a recorrerla de punta a punta.
Las Árdenas belgas sí, Liège no.
Llegada al hotel, cerveza de rigor altamente deseada y tras "encontrarnos" unos y otros, a por el dorsal.
Allí ya se respiraba otro ambiente pese a que aún era temprano.
Rapido vistazo y para el hotel, buscar sitio dónde cenar y a dormir que tocaba madrugar.
Señalar que la marcha no tenía una salida como tal. Me explico.
En nuestro caso, la marcha larga de 276k., disponías desde las 6.30am hasta las 7.30am para validar el chip y comenzar con la ruta.
Nada de coches ó motos de la organización para abrir paso y sí tráfico abierto y todo bajo tu responsabilidad respetando las normas de circulación.
Eso sí, indicación exhaustiva y suficiente para no perderte durante la marcha.
Tras esperar la llegada de Vuitton y el Historiador y confirmarnos ellos mismos que fuéramos saliendo, nos poníamos en marcha unos diez minutos antes de las 7 de la mañana con una temperatura alrededor de los 3º y bastante, bastante, bastante viento.....
Breve callejeo por Liège y ya se preveé la tónica general del recorrido. Continuos subes y bajas con apenas unos metros de llano. Y así fué toooodaaaa la mañana. Bueno y parte de la tarde.
13 kms. "neutralizados" y contemplamos como el cartel del Km.0 se sitúa justo en las faldas de lo que aquí llamaríamos un puerto en toda regla. De tercera categoría, pero puerto.
Marcheta agradable y llevadera con el fín de ir entrando en calor y que nos lleva por diferentes pueblos de paso.
Al rato parada técnica. Todos menos el sr. Elez cambiamos
el agua al canario.
Pasan varias grupetas con un ritmo más que vivo a las que no dá tiempo engancharse. Poco después y coincidiendo con el inicio de un breve descenso, pasan dos ó tres corredores a los que me uno con el fín de que me lleven hacia delante, como así fué. De paso un ratito de jugar a ciclistas, que nunca viene mal, y unos kms. de persecución más adelante llego al grupo en el que viajaba Oscar quien está esperando en el primer avituallamiento preguntándose si paramos.
Tras decidir ambos que no y confirmarle que el resto viene unos kms. por detrás, seguimos en el mismo grupo en el cual viajábamos al principio y dónde nos encontramos bastante bien.
Ritmo allegro y resguardados del frío y el viento belga seguimos sumando kms. Al rato, agradable sorpresa.
Llega el sr. Rodrigo al cual, pese al cruce de mensajes antes y durante nuestra estancia belga, aún no habíamos visto.
Intercambio de saludos y ganas de charleta.
Llegamos al primer check-point y tras un ligero avituallamiento ya estamos preparados para partir de nuevo.
Yo tenía las ideas muy claras.
En una prueba de este tipo y duración es muy difícil conseguir que 7 personas vayamos al mismo ritmo sin que nadie salga perjudicado de una u otra manera, máxime cuándo a excepción del grupo que viajó en avión y que sí que habían entrenado juntos desde hacía meses, el resto no habíamos coincidido.
Cada uno afronta una prueba así de una manera diferente y TODAS SON MUY RESPETABLES.
Así se lo hice saber. Pero también entiendo su postura.
Como "organizador" de la misma se veía en la obligación de intentar, al menos, que fuéramos juntos hasta dónde pudiéramos.
Tras dudar unos minutos, sobre todo cuando el sr. Rodrigo me confirmó que se iba ya que se quedaba helado, decidí quedarme y esperar el reagrupamiento.
En estas seguimos camino de Bastogne entre tobogán y tobogán con un paisaje espectacular que mejoraba cuando de vez en cuando el sol se dejaba ver.
Llegada a Bastogne, avituallamiento y media vuelta a por lo mejor de la carrera. Llevábamos casi 100kms. y físicamente andábamos bien. Nada de percances mecánicos ó pinchazos y se avecinaba la parte dura.
Tras ir jugueteando con el viento todo este tiempo y pensar ilusionados que a la vuelta nos sería favorable, la salida de Bastogne nos confirmó el dicho de Perico: "en la bici da todo por el culo, menos el viento..".
Toboganes para dar y regalar en una recta de las que mina la moral al más pintado y un viento frontolateral que presagiaba unos 180 kms. restantes de aupa.
Unos kms. después giro a la izquierda en busca de las típicas carreteras belgas, estrechas, con asfalto roto y llenas de agujeros, y a seguir colineando hasta llegar a Houffalize de nuevo y encontrarnos con la definición pura y dura de cota.
Tras vertiginosa bajada giro a derechas y una pared al 20% que te deja las piernas colapsadas.
Al ser la primera, incluso gusta.....
Kilómetros de enlace hasta llegar a la siguiente "cotita" por unos valles de escándalo y unos pueblos de cuento ideales para dejarse caer en una terraza a saborear la buena cerveza que por allí gastan.
En esta zona es dónde más se acusa la diferencia de terreno con la que te encuentras.
No es sólo que no haya zonas de llano para poder rodar con suficiencia y relevos, es que todo ello unido al viento que no dejaba de soplar hacía que hubiese tramos en los que apenas pasabas de 15 km/h. Y dejándote la vida!!!!.
Y luego las cotas, claro....
Ahora tocaba el tridente. Wanne, Stockau y Haute-Levée.
A cada cual más dura, aunque lo de Stockau no tiene nombre..... Lógico que en lo alto se encuentre el homenaje al Canibal.
A estas alturas ya habíamos cogido nuestro ritmo. Y lo bueno, por decir algo, de las cotas es que no hay mucha diferencia entre alguien que vaya muy bien y otro que vaya muy mal.
Se trata de subirlas como puedas y todo el desarrollo que lleves siempre te va a parecer corto.
Lo peor es que tras subir Wanne, Paco empezó a tener problemas musculares que se acrecentaron en Stockau, cómo no.
Llegados a este punto llegó nuestra asistencia particular.
Nada más salir del hotel a eso de las 6 de la mañana, Oscar nos confirma que ha hablado con un amigo suyo (y van....) y que nos va a llevar algo de material, comida y ropa en su coche por si hiciera falta más adelante. Viene acompañando a unos familiares y su intención es seguir la carrera. Nos llamará más adelante para saber por dónde andamos y salir a nuestro encuentro. Perfecto.
Precisamente llegando a Stavelot, dónde se ubica Stockau, iba el bueno de Oscar hablando con el susodicho por el móvil hasta que se encontró con la sorpresa en forma de pared vertical.
De no ser por el cambio electrónico y las maravillas que el mismo obra hubiera tenido que subir andando dicho muro sí o sí....
Tras quitarnos algo de material de encima y los chalecos proseguimos a por la última cota del tridente tras atravesar el pueblo por una zona empedrada que hace las delicias de los asistentes.
Nada más salir del pueblo y sin solución de continuidad afrontamos la más benigna de las tres últimas dificultades.
Precisamente finalizando esta última tuvo lugar el único "enfrentamiento" entre los
56 MILLAS Boys.
Crecido tras su maniobra con el cambio electrónico y la solvencia con la que subió hasta el monumento de Eddie Merckx, el sr. Elez retó al que suscribe en un agónico sprint de apenas unas decenas de metros pero que sirvió para maltratar, aún más, nuestras doloridas piernas.
El resultado del reto se obviará con el sr. Cobos como único testigo atónito de la chaladura en cuestión.
Lo que pasa en Liège, se queda en Liège.....
Zona algo más benigna la que nos esperaba antes de afrontar Rosier, a la sazón la más benigna de todas las cotas que subiríamos en el día de marras.
Para los lectores de la zona centro y que puedan situarse, estaríamos hablando de una Cruz Verde algo más larga.
Al llegar arriba del todo y tras juntarnos de nuevo, Paco, Emilio, Javi y Angel nos confirman que sigamos hacia delante. Dos de ellos van tocados y cómo es lógico cuándo vas así y sumado al cansancio, cómo mejor va uno es sólo y a su ritmo.
A estas alturas cada vez era más grande la diferencia de ritmos y tanto Rafa como yo asentimos.
Queríamos llegar cuánto antes a Liège.
Tras unos kilómetros de terreno favorable, poco antes de llegar a Maquisard ya íbamos los tres solos.
Y ahí empezó nuestra Liège-Bastogne-Liége....
La hora de cierre de control era las 20.00h.
Hasta el momento no habíamos reparado en ello, confiados en nuestras posibilidades. Pero tras ver los kilómetros que quedaban y lo peor, el terreno entre cota y cota que no favorecía para nada el llevar buen ritmo, nos pusimos manos a la obra.
Independientemente de a quién encontráramos por el camino, pusimos nuestro ritmo. Un ritmo que creíamos impensable después de las horas que llevábamos encima de la bicicleta.
Las subidas a las cotas las hacíamos cada uno como podíamos. Reagrupamiento arriba, coger aire y de nuevo a lanzarnos cuesta abajo a todo lo que dábamos.
Los pasos por los pueblos
a lo Nibali.
Vale, hubo un par de cruces en los que se nos fué la mano.... Pero estábamos en carrera!!!!.
Al pié de La Redoute, ligero avituallamiento antes de entrar en la historia.
Y explosión de léxico español a cargo del sr. Cobos.
Los avituallamientos eran numerosos en cantidad y calidad, pero es cierto que en todos pusieron lo mismo. Y claro, llegar con cerca de 10 horas de bici y encontrarte los gofres, galletitas y demás ya cansa, de ahí la ya famosa expresión: "estoy hasta la polla de ver siempre la misma comida!!!". O algo similar...
Hete aquí que una de las voluntarias o era española o argentina.... El caso es que aún se escuchan sus risas.
De hecho caló hondo ya que cuando el cuarteto español restante pasó por allí se lo recordaron...
Tras el jiji-jaja tocaba el momento de gloria, subir La Redoute.
Pelos de punta al ver los carteles que te llevan hasta allí, al ver el cartel de carrera que indica los porcentajes, pasar bajo el puente y girar a la derecha buscando la carretera que se abre paso entre las caravanas que llevan acampadas desde el viernes para poder ver el domingo a los profesionales.
Imaginarte a los Hinault, Bartoli, Vandenbroucke y cía. subir por aquí y no acabar de entender cómo suben a la velocidad a la que suben después de la paliza que llevan y lo que aún resta para llegar a meta......
Huelga decir que junto a Saint-Nicholas fué la que menos trabajo costó de subir. Y no precisamente por ser fácil.
Es larga, dura y no da tregua.
Sin duda de las experiencias que como decía Iñaki Otxoa de Olza, te alimentan el alma durante mucho tiempo después de haberlas tenido.....
Vuelta a la tierra.
Quedan dos cotas, poco tiempo y muchos kms. Al lío.
Colonster parece que nunca llega. Pese a
embaucar a un belga e italiano en nuestra lucha y mantener un ritmo de crucero altísimo, no vemos el inicio de la penúltima cota.
Finalmente tras cruzar una autovía y con un asfalto más que decente iniciamos su ascenso.
Cerca de 2 kms. oficiales y casi 3 tras coronar y seguir aún subiendo un par de falsos llanos hasta las dichosas antenas que veíamos a lo lejos.
Seguimos pendientes del reloj y dubitativos. Sólo quedarse lanzarse cuesta abajo por diferentes pueblos, respetar en lo posible las señales de circulación sin que entorpezcan en nuestro objetivo y buscar el estadio del Standard de Lieja a cuya espalda se situa el suburbio de Saint-Nicholas y que dá nombre a la cota que lleva unos años dando espectáculo en cada edición de
La Doyenne.
Reseñar que poco antes de llegar hubo un momento de ligera confusión que acabó conmigo en una dirección y el resto en la adecuada.
Tras ello vuelta al grupo y de nuevo susto en forma de
momentoMOTOGP al meter involuntariamente la rueda delantera entre el asfalto y la bajante de agua que se salvó sin percance alguno excepto el susto del sr. Elez que venía tras mía.
Nos estábamos jugando la carrera y los nervios afloraban en el peor momento!!!.
Breve callejeo tras ver el cartel de entrada a Saint-Nicholas y poco después el famoso giro a derechas que dá inicio a la cota.
Brutal el aspecto de la estrechísima calle sin coches flanqueada por edificios a ambos lados!!!!.
Antes de comenzar la misma les informo de que disponemos de 10 minutos máximo para hacernos con ella.
Puede parecer mucho pero a esas alturas y con lo que llevas encima.....
Además la conocida como cota de los italianos es bastante más dura de lo que parece por televisión.
Aún así coronamos con la adrenalina rebosando por los poros y tras coger el aire necesario nos lanzamos en un vertiginoso descenso hasta la línea de llegada.
La bicicleta dando botes y más botes por el "delicado" asfalto belga, miradas continuas al reloj para confirmar que vamos bien de tiempo y el sr. Cobos como un poseso en busca de "su" cerveza....
A las 19.59h llegábamos al recinto dónde nos esperaban dos jóvenes muy amables que repartían las medallas que te acreditaban como finisher.
Emotivo abrazo entre los tres y desconcierto general.
No sabes dónde estas, te duele todo y encima no hablan en castellano....
Pero habíamos conseguido nuestro objetivo.
Como es lógico siguieron repartiendo medallas unos minutos después pese a que el desmontaje de toda la parafernalia ya estaba en marcha.
De hecho Emilio, Angel, Paco y Javi tambien obtuvieron merecida recompensa pese a llegar algo después que nosotros.
Más allá de la medalla en nuestro caso lo que hizo tan especial esos últimos 70 kms. fué el hecho de encontrar una motivación extra que nos hiciera ir más allá pese al cansancio que acumulábamos.
Una vez más se ha demostrado que la cabeza te lleva donde en ocasiones las piernas no quieren.
Pensar que después de 200 kms. (!!!) seríamos capaces de acabar cómo acabamos era impensable para ninguno de los tres. Para ninguno.
Máxime cuándo el entreno ha sido totalmente anárquico en el caso de los tres.
Experiencia TOTALMENTE RECOMENDABLE, enriquecedora y brutal en todos los sentidos.
Sigo manteniendo que la ventaja de las pruebas de ultrafondo con respecto a aquellas más cortas y explosivas en las que nos fijamos más en el crono que otra cosa es la cantidad de emociones que experimentas y la satisfacción que queda tras acabarlas.
Es incomparable.
Además en el ultrafondo suele darse un componente de compañerismo ó amistad que raramente encuentras en otro tipo de pruebas.
Por ello, sea a pié, bicicleta o en remo seguiré practicándolas.
Aún nos quedaba el viaje de vuelta y la visita a la cota de los italianos al día siguiente para ver pasar a los pros, pero lo importante ya estaba hecho.
Un auténtico placer haber compartido viaje y carretera con todos y cada uno de los que hemos formado parte de todo esto.
Al grupo pinteño por su buen saber hacer y su predisposición a la hora de hacer cualquier cosa. Cero problemas y mucha ilusión se vieron recompensados con el hecho de acabar una de las carreras más duras que hay en el calendario de Clásicas. Chapeaú por ellos!!.
Al sr. Vuitton y al Historiador Julián. Al primero por no dar absolutamente nada de guerra en la furgoneta (durmió la práctica totalidad del viaje, tanto ida como vuelta..... amazing!!!) y al amigo Julián por ser una enciclopedia andante afincado en Mallorca, amén de tener un currículum deportivo de quitar el hipo. Y lo peor es que tiene ganas de más.... Suerte a ambos en su aventura del próximo fin de semana por tierras baleares!!!.
Al sr. Cobos por ser un auténtico caballero, tanto en la bici como fuera de ella. Correcto y educado, tuvimos además la suerte de compartir habitación y kilómetros. Tras haber acabado el año anterior
Tour de Flandes, con
La Doyenne se doctora en el mundo del ultrafondo.
Además de ello, mecánico de ocasión, conductor de alquiler y contable de la expedición. Una joya.
Y al sr. Elez, alma mater del proyecto, máximo responsable sin buscarlo y culpable de que todo esto haya salido a la luz.
Cada año lo pone más difícil y el listón está más alto. Tras inaugurar el año pasado con Flandes, continuar este año con Liège, la gente querrá más y mejor...
En cuanto a lo deportivo, más de lo mismo. Si el año pasado entreno poco, lo de este año ha sido de traca!!!!.
Tal y cómo dijimos algunos, al final tirando de calidad.....
Y poco más que añadir que no se haya dicho yá.
Grato recuerdo de tierras belgas a las cuales espero volver.... aunque no sé cuándo!!!.
P.D.: No se por qué pero no me deja subir las fotos que nos hicieron durante la carrera, lo que sí dejo es el enlace para poder ver el paso por las últimas cotas.
http://chronorace-web.cloudapp.net/lbl/Video.aspx?n=1562&location=timehaut3_1
Saludos.
DavidP.